El actual barón de Sales nació como Bernat Ferrer o posteriormente Noguer, conocido por las gentes de los Valles de Sant Ferriol como Bernadí.
Hijo de Càndida Ferrera, una buena alma, dulce mujer que como comadrona llevó al mundo buena parte de las gentes que hoy habitan la baronía y de N’Arnau Roger I de Sales, barón.
Bastardo reconocido casi desde el principio (para tormento de Na Sibil·la de Montagut, primera esposa del barón y madre de sus herederos por aquel entonces), todo el mundo lo conocía por andar pegado a las faldas de su madre, de casa en casa, entre bosquerols (habitantes de los bosques), aloers y remenses (campesinos siervos).
Además de su reconocimiento, su padre le aseguró un cierto futuro consiguiendo que ingresara en la orden del Temple, que -paradójicamente (o estratégicamente?)- lo destinó a la nueva encomienda fundada, precisamente en la ermita de Sant Ferriol, de Palau Gircós en 1213. Justo entonces se desencadenó una guerra sucesoria tras extinguirse la rama legítima de la familia y ante la intrusión violenta de la rama familiar de Fenollet, en la persona de Ademar el Maldito. Tras dos años de conflicto y negociaciones finalmente se llegó a un acuerdo para reconocerlo como barón, y su primera empresa fue liderar la batalla contra el impío cruzado renegado.
Entonces apareció toda su instrucción templaria y todos aquellos veranos en que su padre le insistió que pasara junto a los jóvenes vástagos de las casas de valvasores, entre deportes y ejercicios de combate. El joven Bernat logró amalgamar las fuerzas de los diferentes valvasores, la milicia de aloers y el auxilio de los templarios para acabar con la amenaza de Fenollet y sus secuaces.
Tras la Batalla de Palau Gircós, tomó el nombre de Bernat Arnau III.
El primer conflicto que tuvo que manejar fué la invasión “espontánea” y simultánea de la baronía de Montagut (que había colaborado con el Cruzado Renegado) por parte de las fuerzas de la Casa de Bellpuig y de la Casa de Montpalau.
Allí demostró sus primeros dotes de negociación y de “imposición”, logrando que finalmente sus valvasores se retiraran, el Obispo de Girona, En Ramon de Palafolls, le devolviera importantes territorios de Sales a cambio de otros en Montagut; y asimismo llevarse a la viuda de Ademar, Na Garidaina, como esposa.
Con romance o sin romance puede decirse que pocas veces se ha visto a unos esposos tan bien compenetrados en la vida privada y en el gobierno de las tierras. La pacificación se selló, además, con el vasallaje del nuevo barón de Montagut, su cuñado N’Onofre, quien falleció no mucho después.
Desde entonces En Bernat Arnau estuvo ocupado en varios actos políticos y corteses, sobretodo las Cortes de Lleida (1214) y las de Tarragona y Lleida (1218) y las de Zaragoza (1221), siempre bajo el manto del príncipe N’Hug II de Bas y Arbórea, el principal linaje del Condado de Besalú y buen amigo de los templarios. También se le vió en la boda del Rey En Jacme en Ágreda (1221). Actos de propaganda y ostentación del poder político que vuelven a acercar a su Casa al favor real, pero que suscitan críticas de algunos por sus gastos.
En su entorno destacan dos personajes en cierta manera opuestos. N’Udalrich de Torralles-Palafolls, sobrino del obispo Palafolls y que pronto se granjeó el cargo de Consejero del barón. Hombre de estudios que no pocas veces ha sacado las castañas del fuego a la baronía. Por otra parte el confesor del barón, el Padre Juan Carlos, hombre piadoso, de origen aragonés, que no tiene mucho amor por N’Udalrich pero si por cuidar el bienestar del señor barón y la señora baronesa. N’Udalrich cuenta con tal confianza del barón que le concedió la mano de su cuñada, Na Tura de Montagut.
En 1216 En Bernat Arnau III se encontró con que varios de sus valvasores organizaban expediciones espontáneas para luchar en las filas occitanas/cátaras contra el invasor francés disfrazado de cruzado, incursiones con resultado desigual y que no dejaban en buen lugar su liderazgo.
Así pues tomó cartas en el asunto y tras implicar a la Confraría de Sant Galdric (que representa a los aloers) y a la mayor parte de nobles de la baronía, tras una sesión de la Cúria Perfeccionada obtuvo una gran cuantía para sufragar una expedición conjunta en 1217, que pese a los éxitos iniciales (con las incursiones exitosas de los capitanes En Guifré de Tallaferro y En Calitxe de Roqer-Comarrol -en un momento en que no se tiraban los trastos por la cabeza-) topó con la amenaza papal al Regente En Sanç de Rosselló y Cerdanya; la deposición fulminante del mismo (que había ejercido cierto patrocinio de nuestro barón); y la orden de retirada a Catalunya por parte del Consejo Real.
Dicha retirada, mal organizada y hecha con muy mala leche supuso un serio revés económico respecto a las expectativas con las que se obtuvo su sufragio.
Los siguientes tres años los dedicó a reformar la administración de la baronía con la ayuda de Na Garidaina, N’Udalrich, y fra Ermengol, uno de sus hermanos templarios. Se aseguró la recuperación de los daños de la infortunada guerra de 1213-1214, e incluso patrocinó iniciativas agrícolas y consiguió puestos ventajosos para algunos de sus vasallos en Barcelona o en las poco lucidas expediciones del joven Rey En Jacme I.
Pero en 1220 llegó la desgracia, su madre Càndida Ferrera, tan amada por todos, murió en marzo y desde entonces muchos dicen que su carácter se agrió, incluso que se le ve cierto aire taciturno.
La trifulca de entre En Bernat de Cortsavell y los aloers, en el Aplec de les dues Ermites le pilló un poco de traspié, quedó según algunos mal resuelto con la prohibición sobre las armas, y facilitó una tensión creciente entre los aloers (campesinos libres y con derecho y deber de tener armas propias) y ciertos nobles de la baronía.
Tensión que explotó en 1222 en una discusión pública con uno de los aloers más destacados, Quel de les Cabres y desembocó en la disolución de la Confraria de Sant Galdric, tras prácticamente setenta años de funcionamiento. Este acto de autoafirmación de En Bernat Arnau III ha exasperado a muchas gentes sencillas que seguían viéndolo como uno de los suyos, pero ha subido mucho el respeto y la consideración que le tenían los nobles de la baronía, sobretodo los más acomodados. No así los círculos más cercanos al barón, que -según dicen las malas lenguas- aún no se explican del todo la decisión.
En octubre de ese mismo año, el 1222, el suelo tembló como nunca lo había hecho y destrozó todo el condado de Besalú. Eso hizo salir lo mejor de nuestro barón y se le vio muy activo ayudando por doquier y utilizando todos los recursos que tenía a su disposición para paliar el dolor y ayudar a su pueblo en la reconstrucción.
Durante el 1223 el barón continuó ayudando y apoyo en un inicio al Alou de Sant Llatzer, pero cuando En Pere Ramon de Montpalau eximió de todos los impuestos a aquellos que fueran a vivir en el Alou, N’Agata de Montagut y Palera, los los Palera-Vallferosa, y el resto de la Curia enfurecieron vistosamente. El barón tuvo que intervenir, pero no se llegó a ningún acuerdo. Eso tensó las relaciones entre Montpalau y el barón.
Durante la Navidad de ese año, el 1223, su amada esposa, la Baronesa Na Garidaina de Sales y de Montagut murió quemada por accidente en su estudio. Durante el entierro se vio al barón muy afectado y apenas cruzó ninguna palabra, excepto con su círculo más íntimo, N’Udalrich, Na Tura y su Confesor, el padre Juan Carles.
Finalmente, en el Aplec de les Dues Ermites del 1224, hubo dos novedades que afectan directamente al barón e indirectamente a sus fieles y vasallos.
La primera la proclamó él mismo: Al lado de En Pere Ramon de Montpalau, anunció su intención de contraer matrimonio con la damisela Estel de Montpalau.
La segunda no fue nada buena. Ya que el buen padre Juan Carles murió en un incendio fortuito en su cuarto, en el último día del Aplec. Esa gran figura que se doblegaba para escuchar los secretos de nuestro joven barón ha fallecido trágicamente, dejando al buen barón sin uno de sus pilares espirituales. En su entierro, el barón anunció con voz rota que sus Esposalles se celebrarían en el Santo Sepulcro de Palera, durante la celebración de la Fiesta de Todos los Santos de este mismo 1224.
