Vizconde y Barón depuesto. Conocido Como “El Renegado” o “El Maldito”
La Relación entre la Baronía de Sales y el Vizcondado de Fenollet
En la época dorada del Condado de Besalú, el Conde Bernat III, llamado “Tallaferro” logró expandir sus posesiones a lo que sería el máximo territorio de dicho condado; y entró en tierras Occitanas. Casi se granjeó el Vizcondado de Carcasona, y en el 995 consolidó el dominio sobre el futuro vizcondado de Fenollet. Entre el séquito del Conde estaba, como no, el señor de Sales de turno, Gilabert I quién desposó a la hermana del señor de Fenollet de entonces, como parte de los tratados feudales que consolidaron el dominio de la Casa de Besalú sobre los nuevos territorios.
Desde esa época, la Baronía de Sales y el Vizcondado de Fenollet fueron entrelazándose durante varias generaciones formando –en cierta manera- una gran familia; incluso cuando en 1112 se extinguió la Casa de Besalú y sus heredades pasaron al tronco central de los condados catalanes: la Casa de los Condes de Barcelona, posteriormente también Reyes en Aragón.
Condado de Besalú año 1000
Un terremoto llamado N’Ademar
En 1205 el joven N’Ademar (I) heredó el vizcondado de Fenollet al fallecimiento de su padre N’Arnau I. El viejo vizconde Arnau había hecho un buen trabajo enlazando a su hijo N’Ademar (n. 1186) con la casa de Montagut (rivales clásicos de los parientes de Sales), en la persona de la bella Na Garidaina; y a su hija N’Ava con En Pèire de Saissac, un poderoso señor occitano, con posesiones cercanas a sus territorio.
El joven vizconde no era precisamente una perla. En una época y una tierra (Occitània) donde los hombres se hacían famosos por sus destrezas en la caza y en las artes, especialmente la lírica trovadoresca N’Ademar de Fenollet era como un elefante en una cristalería. Hombre de fe católica muy firme, de hecho bastante integrista y radical, también estaba muy opuesto a la herejía cátara que día a día se expandía sobre todo en tierras de la vecina Llenguadoc, tierras del Conde de Tolosa.
Sus partidarios, e incluso algunos de sus enemigos, le reconocen, eso sí, un temple. Una fuerza de voluntad casi sobrehumana, una inteligencia fina e insistente y una capacidad innata para el combate y la guerra. De hecho, antes ya de ser vizconde, destacó en las justas y las galas por ser campeón en un número nada desdeñable de torneos a los que -por cierto- nunca tuvo el gesto de llevar a su joven esposa Na Garidaina de Montagut.
En los tribunales de amor trobadorescos o las polémicas de los Maestros Cátaros y Clérigos Católicos destacó siempre por tener mal perder, mucho rencor y hacer SONADAMENTE el ridículo, ello le llenó de una oscura amargura que no presagiaba nada bueno.
Blasón de la Casa de Fenollet
Renegado. Pérdida del Vizcondado.
Sus posiciones tan hostiles a la herejía, en contra de lo esperado, al final le trajeron problemas. De todos eran conocidos los intentos desesperados del Rey En Pere de Aragón para disminuir el suflé de la herejía cátara en las tierras de sus vasallos, aliados y amigos Occitanos. De hecho en Cataluña pronto se montó un cinturón sanitario en el Concilio de Girona de 1198. Pero la amenaza del terrible ejército cruzado lleno de hombres de armas sanguinarias de todo el mundo católico llevó al Rey En Pere de tomar la decisión de defender sus vasallos y aliados a toda costa. Ello fué el detonante de que el viejo y astuto En Sanç del Rosselló y Cerdanya, tío del Rey y Regente en los asuntos del norte del Pirineo ordenase el arresto de N’Ademar y la confiscación de sus tierras, para sufragar los futuros gastos militares que se avecinaban.
Avisado por amigos de la familia N’Ademar huyó al ejército cruzado y participó con fruición en alguna de las primeras matanzas como la matanza de Besiérs en 1209 y la conquista de Carcassona en el mismo año.
El Barón de Sales
No participó ni tuvo un papel destacado en la batalla de Muret, donde el caudillo cruzado Mossieur Simó de Montfort derrotó al Rey En Pere y fallecieron muchos de sus hombres de confianza, como el Barón de Sales N’Arnau Roger. Tocando el parentesco y vínculo entre Sales y Fenollet a N’Ademar se le encendieron todas las alarmas. El heredero de su pariente N’Arnau Roger aún estaba en el Llenguadoc y quizá le convendría algún accidente.
Pero no le hizo falta ni el esfuerzo, ambos hijos del barón de Sales, En Ponç Bernat y el pequeño Guillem Ramon, fallecieron en una sórdida emboscada durante las escaramuzas posteriores a Muret, y la persecución de la soldadesca huida.
Entonces N’Ademar decidió tomar acción, reunió a un grupo variopinto de hombres de armas propios que le habían seguido al exilio, desertores, clérigos amargados (algunos de la recién creada y aun no autorizada orden de los dominicos) y compañeros cruzados, todos de poca altura moral y se abalanzó sobre la herencia de sus parientes catalanes, sin ni siquiera intentar informarse de los derechos que le atañían.
Buen estratega, se presentó sin avisar a casa de su suegro, el barón de Montagut (vecino en la frontera occidental de la baronía de Sales) con un pequeño grupo de hombres, y una vez dentro abrió las puertas al resto su numerosa y apestosa hueste, que tomó el castillo en menos que canta un gallo y casi sin cruzar espadas.
Tras el éxito de la operación tomó como rehenes a su esposa Na Garidina, a su suegro En Girard y a su cuñados el pequeño En Pere Arnau (que tomó como escudero para tenerlo siempre “a mano”) y Na Tura de Montagut.
Con su hueste de descastados disfrazados de cruzados y hombres de su suegro Montagut N’Ademar se presentó precipitadamente en Palau Gircós donde los valvasores y los castlans de la baronía esperaban al nuevo barón En Ponç Bernat, junto con los aloers y gentes de la comarca que preparaban el Aplec de les Dues Emites de ese año, ignorantes de que Ponç había muerto y la baronía estaba vacante.
Afortunadamente para el futuro de la baronía los nobles, reunidos en la Cúria, lo rechazaron de pleno con la que empezaron…
Guerras y más Guerras
Entre 1213 y 1214 se sucedió la crisis más importante en el último siglo en la baronía de Sales.
Tras el fallecimiento del barón y sus herederos N’Ademar de Fenollet intentó apoderarse de la baronía con violencia, sobornos y muchas otras tretas (algunos dicen que incluso maleficios y cosas por el estilo). Uno de los hechos más luctuosos fué la Matanza del Castell de Montpalau (agosto de 1213), dónde los vasallos de En Ramon Folc de Montpalau se habían reunido para refugiarse y el eternamente maldito traidor Baldiri Fontpobra traicionó, revelando un pasadizo secreto a los invasores.
En el Aplec de les Dues Ermites de ese año, 1213, pareció que los poderosos de Sales alcanzaban a elegir un nuevo barón, en la persona de N’Arquimbau de Palera però por desgracia no fue así al partir el personaje al bosque, como un loco; a parte que comenzaron a acontecer extraños y lúgubres sucesos por doquier de esas tierras.
El resto de ese año N’Ademar mantuvo a su parentela de Montagut cautiva y causó gran destrucción en ambas baronías (Sales y Montagut) con una sórdida guerra de guerrillas, a la que se unieron una terrible sequía y varias revueltas campesinas en la parte oriental de la baronía.
Al final, en abril de 1214, tras la traición de N’Acart de Seixà, las tropas de N’Ademar tomaron la capital de la Baronía y este fué proclamado barón, recibiendo, paulatinamente, el vasallaje de muchos de los valvasores y castlans, manteniéndose una mínima resistencia por parte de los campesinos en rebeldía, algunos nobles desunidos de la Cúria de la baronía y una nueva facción, los defensores de la baronesa viuda N’Alamanda de Torroja, sobretodo de la zona norte de las tierras de Sales.
Blasón de N’Ademar de Sales-Fenollet en 1214
En eso que N’Ademar empezó a tener cada vez un peor aspecto, como más abstraido y poco terrenal. Más obsesionado en su version ultraconservadora del catolicismo y rodeado de elementos como el Padre Donatién, dominico fanático que poco después se descubrió que podría haber sido un hereje o un adorador del oscuro.
La Caída
Fue en agosto, en el Aplec de les Dues Ermites de 1214, que todo lo que parecía brillar se convirtió en lodo y desgracia, para el pérfido N’Ademar.
Primero fué la liberación de su esposa Na Garidaina (la cual estaba incomunicada en Tortosa), su suegro Girard y la joven Tura de Montagut, en un golpe astuto de los nobles de la Cúria y después, cuando justamente los defensores de la baronesa fueron a tratar su rendición en ocasión de la Paz y Tregua por la peregrinación tradicional al cenobio del Sant Sepulcre de Palera; tras una reyerta aún no aclarada recibió varias heridas y algunos testigos incluso le dieron por muerto
Yaciente de sus heridas que habrían acabado con cualquiera, a altas horas de la noche huyó a los bosques con algunos de sus más fieles y sospechosos sicarios
En su ausencia los nobles y plebeyos de la Cúria, tras una negociaciones que durante todo el Aplec habían parecido favorecer al joven y piadoso N’Huguet de Bellpuig, acabaron consensuando la figura del otro joven Bernadí, novicio templario y hijo bastardo del viejo barón N’Arnau Roger, como nuevo Barón de Sales, para alegría de todas la gentes de bien. La elección recibió el apoyo incondicional del Veguer En Guerau de Foixà, i sobretodo del Obispo de Girona, el piadoso y muy noble En Ramon de Palafolls, muy contento de que un hombre de fe y casi eclesiástico ocupara tal honor.
Pero no todo fueron rosas, y haciendo honor al oscuro rencor que durante toda su vida llenó el corazón de N’Ademar de Fenollet, la noche misma de la elección el impío barón depuesto apareció con toda su rabia, su odio y su poder con una gran hueste de sus antiguos seguidores y … otros elementos; dando lugar a la terrible batalla de Palau Gircós (ver heraldo 1214 y cromo correspondiente), donde el pérfido personaje perdió la vida para descanso de todos. Como nota triste, el joven Pere Arnau de Montagut, su forzado escudero cayó también a sus pies -defendiendo a su señor-, dicen que tuvo una vida tan breve como grande fue su valor en la reyerta. Gran barón o general de Montagut hubiera sido. Lástima que la fidelidad (o el miedo) le metieran en el bando equivocado de la historia.
Sepulcro de N’Ademar en la iglesia de Sant Jaume de Fenollet (1216)